Rafael Correa participa en cónclave político en Argentina

Rafael Correa participa en cónclave político en Argentina

Ofreció sus disculpas al pueblo argentino por la estulticia del Gobierno de Lasso

“Creemos en la libertad de la prensa independiente pero no en el derecho de estas empresas mercantiles y capitalistas para procurar que los resortes del Estado se ponga al servicio de sus intereses”. Con esta frase de John William Cooke, ideólogo de la izquierda peronista, el economista Rafael Correa Delgado inició su intervención en la mesa del Grupo de Puebla: “Voluntad popular y democracia: Del partido militar al partido judicial, las amenazas a la democracia”, en el marco del III Foro Mundial de Derechos Humanos.

El economista Correa estuvo junto a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, Evo Morales, José Luís Rodríguez Zapatero, Ernesto Samper y Baltasar Garzón.

La lista de expositores que participaron de la jornada del Grupo Puebla incluyó también a la abogada brasileña del Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (Clajud), Gisele Ribocom; la jurista hispanoecuatoriana Adoración Guamán, y la historiadora y comunicadora argentina Silvina Romano. Estuvieron presentes, además, el coordinador del Grupo Puebla Marco Enríquez-Ominami.

El uso del poder político para perseguir y judicializar a líderes progresistas (Lawfare) fue denunciado por el expresidente de Ecuador durante su intervención.

Correa Delgado reseñó el papel protagónico que cierta prensa, como instrumento de la oligarquía, ha tenido para estos fines antidemocráticos.

“Los titulares reemplazan a los tribunales, entonces, con la confabulacion de quinta columnistas y columnistas de quinta, logran su cometido. Jueces vealnales y corrompidos cumplen la tarea”, enfatizó el economista.

Añadió “condenaron a Lula Da Silva, a Cristina, a Evo, a quien les habla y como no encontraron ni encontrarán jamás pruebas de sus infamias, justifican su perfidia a través de falacias jurídicas dignas de Kafka. En el caso de Lula un departamento que, al no estar a su nombre, era fehaciente prueba de corrupción. A Cristina y los cuadernos y la presunta acusación fraudulenta… El ensañamiento contra Evo pasó de lo jurídico a lo novelesco. En mi caso, al no encontrar una sola prueba con actos reñidos con la moral pública, se me condenó por influjo psíquico. La realidad es que para las élites latinoamericanas, sus protervos deseos, son pruebas suficientes”.

El reciente martes el presidente Alberto Fernández recibió en el Salón de los Pueblos Originarios de la Casa Rosada a las y los miembros del Grupo de Puebla que participarán del III Foro Mundial de Derechos Humanos, que se realiza en el Centro Cultural Kirchner (CCK).

“Es muy importante y celebro que podamos empezar la semana hablando de los derechos humanos. Y que además haya hombres y mujeres tan representativas para poder iluminar el debate”, ponderó el mandatario durante una recepción que ofreció acompañado por el ministro de Defensa, Jorge Taiana; la secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación, Cecilia Nicolini, y la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti.

El jefe de Estado aseguró que “Puebla ya es un símbolo dentro del continente que a algunos les empieza a preocupar”, y destacó que desde su creación “fuimos aportando en preocupación y en debate las cosas que ocurren en el continente y creemos que están mal”, como “lo que le pasó a Lula, lo que le pasó a Evo cuando fue injustamente derrocado por un golpe de Estado y perseguido después”. También, “lo que le pasa a Rafael y lo que pasa con Cristina”.

“No bajemos los brazos, porque seguimos teniendo muchos compañeros y compañeras víctimas de persecución”, y porque “somos parte del continente más desigual, donde la brecha entre ricos y pobres es más profunda, en un mundo en donde el capitalismo no deja de crujir”, destacó el presidente Fernández.

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